Hermosas filtraciones de la prensa hegemónica (yo no tengo dudas)
EL PAIS › LA HISTORIA DE ELSA RODRIGUEZ, HERIDA CUANDO ASESINARON A MARIANO FERREYRA
“Pido justicia para mi mamá”
Vanesa González es la hija de Elsa, la militante del Partido Obrero que quedó hemipléjica por el disparo en la cabeza que recibió de la patota de la Unión Ferroviaria. Rescata el trabajo de su madre en el comedor comunitario de Berazategui y pide ayuda.
Por Adrián Pérez
“Pido justicia para mi mamá y Mariano, quiero que esos hijos de puta sean condenados.” Los ojos negros de Vanesa González se encienden a medida que relata la historia de su madre: Elsa Rodríguez, la militante del Partido Obrero que el 20 de octubre recibió un disparo en la cabeza, en Barracas –durante el ataque orquestado por la patota de la Unión Ferroviaria–, para aleccionar a los trabajadores tercerizados de la Línea Roca que pedían el pase a planta permanente. Ese día asesinaron a Mariano Ferreyra e hirieron a Nelson Aguirre y Ariel Pintos. Durante el encuentro con Página/12 en el local porteño del PO, Vanesa rescata el compromiso de su madre en el comedor de Berazategui: el barrio que la vio nacer a la militancia política.
Sus compañeros y vecinos coinciden en que la organización del barrio “no es la misma sin Elsa” y destacan que “es una compañera muy valiosa”. Para solventar el tratamiento y la construcción de la casa, lanzaron una campaña solidaria. “Cuando mi mamá se mejore, sus hijos van a acompañarla a Plaza de Mayo”, promete Vanesa González.–¿Cómo era la vida de tu mamá antes del 20 de octubre?
–Todo pasaba por el partido, andaba siempre de reunión en reunión. Me enojaba mucho con ella porque no la encontraba cuando iba a visitarla. A ella le gustaba eso, y le sigue gustando, nadie la obligaba a nada. El año pasado fuimos a comer a su casa por el Día de la Madre. Llamaba a sus compañeros para recordarles que no se olvidaran de la marcha por los tercerizados. Ese día me enojé, y ella empezó con su sermón.–Más allá de su militancia, ¿cómo era la relación con vos y con tus hermanos?
–Luchó por nosotros siete en un país que no era el de ella. No me olvido de esas cosas ni del primer día que entramos a terapia, cuando le dispararon. Todos le cerraban la puerta en la cara cuando llegamos desde Uruguay. No teníamos para comer, no teníamos zapatillas, no teníamos nada. Todos los días hacíamos fuego. Pedíamos azúcar a los vecinos. Lo que vivió mi mamá no se lo deseo a nadie. Siempre luchando, limpiando casas por dos pesos con cincuenta. A mi papá se le ocurrió traernos para acá y nos dejó tirados.Elsa Magalí Rodríguez llegó a Buenos Aires, desde su Montevideo natal, hace veintisiete años. Su compañero la abandonaría, tiempo después, con un puñado de hijos a cuestas. Hasta que fue herida en el brutal ataque, en octubre pasado, se ganaba la vida trabajando en casas de familia. Hoy vive en el barrio Bustillo, en Hudson. El disparo que recibió en la cabeza le dejó el costado derecho del cuerpo paralizado por una hemiplejía y una afasia mixta severa que le impide hablar. Elsa espera que le entreguen el documento nacional de identidad argentino para tramitar una pensión por discapacidad.
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