Fútil pero esforzado ensayo sobre el espacio público en Río Tercero (parte 2)
La actitud neutra del diario tribuna que reflejó en su portada impresa de la edición del miércoles 11 de febrero la Plaza de "La Vida" con su cerco de metal, no contradice la aseveración de que en general la prensa local acompaño, felicitó, y si ignoró no por esto debe tomarse como un no acatamiento, del decreto de la Municipalidad de Río Tercero, con el cual se perpetró otro jalón administrativo anticiudad, anticiudadanía, de los que nos tienen acostumbrado.
Cerrar las plazas públicas es una decisión que emana de una gestión ubicada, como probamos en repetidas ocasiones, en las antípodas del devenir histórico, y si es cierto lo que planteábamos al principio, el mismo anacronismo le queda a los publicistas de la municipalidad, es decir casi todos los que emiten opinión profesionalmente en nuestra querida ciudad.
Como iniciábamos más arriba lo mejor que se pudo hallar en la esfera pública riotercerense es el análisis de Mónica Jarris en esa edición tribunera mencionada más arriba.
El análisis ubicado en un recuadro de la edición impresa, giraba alrededor de la dicotomía entre espacio público y propiedad privada, aunque sin contradecir el remanido argumento guantanamosico de que todo esta motivado por la actitud "vandálica de jóvenes".
Si bien esa antinomia podría considerarse correcta, presenta ella, a nuestro criterio, cierta insuficiencia analítica, que oculta lo más sustancial de la naturaleza del espacio publico.
La espacialidad conquistada por la sociedad excede como tal, en demasía, una mera oposición a la propiedad privada. Si solo nos quedáramos en ese lugar, nos olvidaríamos de su dimensión democrática, cultural, social, emocional, y vital de los mismos en relación a las personas.
Esas otras ópticas, son para nosotros todas ellas, inconmensurablemente más importantes que la legal-económica a la que se atuvo nuestra periodista.
Nota: usted ya sabe, haga doble click encima de las fotos, para agrandarlas.
Comentarios